Perdón por el silencio,
perdón por las palabras.
Siento que te hayas ido,
perdón por no haberlo sentido antes.
Escribo arrepentido,
te hablo desde el alma,
pido perdón por las visitas,
más que nada por obligarlas.
Sellaron tus labios la muerte
y la soledad, no hablaste
al oído, no hablaste nunca
con piedad.
Pero igual construyo y pienso
en los vivos recuerdos de mi niñez;
todo escuchando la única música:
esa muda cadencia de la eternidad...
Chatterton
domingo, 5 de octubre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario